Nacida y criada en Batán Grande, el hogar del Centro de Conservación de SBC, Corina aprendió a tejer cuando era niña. Ella recuerda sentirse atraída por los hermosos colores de la lana. La casa de su familia, donde todavía vive hoy, está a pocos pasos del río Leche. Este río irriga un amplio valle con cultivos de lentejas, yuca, caña de azúcar, maíz, mango, entre otros.
En la parte rural del Perú, era típico que la educación de las niñas fuera limitada; a las mujeres de esta región se les enseñó que su papel era criar a los niños, administrar sus hogares y trabajar en los campos, pero Corina siempre supo que quería algo más para sí misma y, a menudo, soñaba con ser parte de algo más grande. Cuando terminó la escuela, Corina valientemente se fue de casa en busca de nuevas oportunidades. Trabajó en plantaciones de café, plantó arroz y finalmente encontró trabajo con el gobierno. Pero la vida la devolvió a Batán Grande en 2006.
Como en la mayoría de las comunidades rurales, había empleo limitado para los hombres y ninguna oportunidad para las mujeres. Motivada por su espíritu de lucha y amor por los textiles, Corina se apoyó haciendo y enseñando a bordar. También le preocupaba la injusticia social que observaba en su pequeña comunidad. Se involucró activamente en llamar la atención del gobierno sobre las necesidades de agua potable limpia y otros elementos básicos.
Pero una tarde de sábado en el 2010 cambió la vida de Corina.
Había oído hablar del trabajo de SBC para proteger a los osos de anteojos y quería participar, por lo que asistió a la inauguración oficial del Centro de Conservación. Se enteró de que estaba comenzando un programa de medios de vida alternativo. El primer taller de felti estaba lleno, pero Corina no se desanimó. Se ofreció como voluntaria en SBC y se reunió con los artesanas para aprender más sobre el proceso de felti.
En 2012 estaba encantada de ser invitada al segundo taller. Después de tanta experiencia con los textiles, hacer felti le salió de forma natural. Después de cuatro años como artesana, Corina se unió a SBC como coordinadora de Felti para administrar la capacitación y el control de calidad del programa que estaba creciendo. Con sus ingresos, pudo pagar la educación de su hijo.
Cuando SBC expandió el programa Felti a pueblos indígenas en partes altoandinas, el talento natural de Corina como maestra comenzó a brillar. Desde entonces, dirige los talleres para nuevas artesanas. También vierte su creatividad en el diseño de nuevos productos, que a menudo son animales que nunca antes había visto, como nutrias marinas de América del Norte y pangolines de África.
En 2019, Corina fue reconocida como Héroe de la Conservación de Disney por su compromiso con el programa Felti. Le encanta saber que Felti no solo apoya la conservación, sino que es un beneficio para las otras mujeres del programa. Esto la inspira profundamente en su trabajo cada día.
“El programa Felti cambió mi vida, me convirtió en una luchadora fuerte y una mujer independiente”, dice Corina. “El grupo de personas con las que trabajo es excelente, realmente son como parte de mi familia. Gracias al programa también he conocido otras comunidades con diferentes costumbres y tradiciones, las cuales respeto y amo mucho. Mi lema es: trabajar con amor”.
Cambiar vidas y construir comunidad, este es el poder de Felti.