Entre noviembre y marzo es primavera y verano en Perú. Es durante este periodo que podemos observar la mayor cantidad de actividad de los osos en el bosque seco. Luego de pasar un largo invierno en las cumbres montañosas en la cuenca del río La Leche, los osos bajan a los valles para alimentarse de los frutos de sapote y overo, que son muy ricos en calorías. Cada año nuestra temporada de campo coincide con este periodo.
En comparación con temporadas pasadas, hemos registrado un alto número de crías recién nacidas y de crías independizándose de sus madres. Ver a estas crías sobrevivir hasta su independencia es una señal extremadamente positiva de que nuestras acciones de conservación están funcionando. En la última década la tasa de sobrevivencia de las crías ha sido solo de 30-40% por año.
Hemos registrado 5 nuevas crías. Típicamente, las crías permanecen con sus madres por aproximadamente 18 meses aprendiendo las habilidades necesarias que necesitan para sobrevivir por su cuenta.
La alta tasa de mortalidad de las crías se debe a la deforestación y a la fragmentación del hábitat que impiden que muchas hembras accedan a los frutos de sapote. En consecuencia, las hembras no pueden ganar peso para continuar lactando y alimentando a sus crías durante el invierno.
Observar 4 osos que se independizaron de sus madres el año pasado es muy esperanzador. Los osos que mostramos abajo han logrado sobrevivir el periodo más duro de sus vidas, pero aún les queda un largo camino por recorrer.
Estas crías son el futuro de esta población de osos tan vulnerable. Observarlos nos inspira para seguir haciendo todo lo posible para asegurar que tengan una oportunidad de sobrevivir en la naturaleza.