Las Aves y los Osos: Conservando Dos Especies Icónicas de América del Sur

Renzo Piana trepó a la empinada cumbre de una colina bajo el calcinante sol. Para no pensar en la agobiante temperatura, se enfocó en la tarea que tenía pendiente, revisar el paisaje con sus binoculares. Pero esta vez no estaba en el bosque seco buscando osos. Estaba liderando al equipo de campo de SBC en la búsqueda de cóndores andinos a lo largo de las ventosas playas y abruptos barrancos de la Reserva Nacional de Illescas en el norte de Perú.

Gracias a una beca otorgada por el Fondo Nacional para las Áreas Naturales Protegidas por el Estado (PROFONANPE),SBC esta en una misión muy especial para entender mejor la distribución de los cóndores andinos e identificar prioridades de conservación para proteger a esta especie dentro de la reserva. Tanto para las aves como para los osos, la investigación de campo es esencial para implementar acciones de conservación.

Aunque ambas especies no podrían ser más diferentes, los cóndores andinos y los osos de anteojos tienen algunas similitudes notables. Ambas son especies icónicas en el Perú y a lo largo de toda América del Sur, y tienen un amplio rango de distribución a lo largo de la cordillera de los Andes. Ambas especies también están altamente amenazadas. Sus poblaciones están disminuyendo debido a la pérdida de hábitat y, dado que son especies muy raras y difíciles de observar, no existe mucho conocimiento acerca de sus requerimientos ecológicos lo que dificulta su protección.

Pero hay una similitud más importante. Como el oso de anteojos Tumbesino (la población amenazada de osos que SBC está protegiendo) que vive en los bosques secos del noroeste de Perú, los cóndores que viven en la Reserva Nacional de Illescas también constituyen una población única.  Se han adaptado para sobrevivir a un ecosistema costeño muy árido y que está lejos de sus hábitats típicos en las partes altas de los Andes.

Foto: Frank Suarez/SERNANP

El cóndor andino es una de las especies de aves más grandes del mundo y una de las más longevas Tambien; tienen una expectativa de vida de entre 50-70 años. Los cóndores se alimentan casi exclusivamente de carroña. Por esto juegan un rol muy importante manteniendo la salud de los ecosistemas ya que ayudan a controlar la expansión de bacterias y enfermedades que podrían estar presentes en las carroñas de las que se alimentan.

Tienen una tasa de reproducción muy baja; producen un solo pichón cada dos años. Esta es una de las razones por las que la protección de Illescas, y los cóndores que allí viven, es tan importante. Las 37,000 hectáreas de esta Reserva Nacional son el hogar de la única colonia de cóndores andinos costeños en donde se ha documentado la reproducción de la especie.

Localizada en el extremo sur de la bahía de Sechura, la Reserva Nacional de Illescas se encuentra entre el Océano Pacífico y el desierto de Sechura. Una enorme formación rocosa domina el centro de la reserva.

La Reserva Nacional de Illescas es muy remota y rica en diversidad biológica. La vida marina (y la carroña) es muy abundante a lo largo de las playas: Tortugas marinas, pelícanos, y delfines (en el mar), y las colonias de lobos marinos en las playas rocosas son garantía de una alta oferta alimentaria que mantiene a los cóndores en esta área natural protegida.

Así mismo, la baja presencia humana es también una razón por la que los cóndores abundan en este excepcional ecosistema. A aproximadamente 6 kilómetros de la playa, el Macizo de Illescas, una formación rocosa de 500 metros de altura, domina el paisaje. Los cóndores anidan en las cornisas y descansan en dormideros comunales localizados en las paredes de roca a lo largo de los cañones que cortan a pico esta impresionante formación que es única en la costa del Perú.
 

El estudio de SBC ha atravesado toda la reserve y áreas adyacentes; de norte a sur y desde las montañas a las playas.  Hemos utilizado imágenes de satélite para diseñar transectos lineales a través del paisaje y calcular el número de cóndores que viven en la reserva. Esto significa largos días de caminata buscando cóndores en vuelo o perchados en las dunas y rocas. Al mismo tiempo, también recogemos información sobre la abundancia de otras cuatro especies de rapaces diurnas. Esto nos permitirá modelar las preferencias de hábitat de toda la comunidad de rapaces y medir cambios en su abundancia y distribución con el tiempo.

Gallinazos de cabeza roja rodean a un zorro atropellado.

Nuestros resultados preliminares muestran que los cóndores andinos que viven en Illescas necesitan de la parte central de la reserva para anidar y descansar. Tambien necesitan acceder a las playas para alimentarse. Esta información se utilizará para regular la presencia humana dentro de esta área natural protegida. También estamos apoyando al personal de la reserva a implementar un programa de monitoreo y protección de los dormideros comunales que utilizan los cóndores.

Dado el un especial interés en proteger esta área, esta investigación no podría venir en un mejor momento. El 24 de diciembre del 2021, el gobierno peruano aumento el nivel de protección de Illescas declarándola como Reserva Nacional.

Cada día, cada paso y cada registro en el campo hace una diferencia para una especie amenazada. Para un investigador como Renzo, recoger información científica para conservar dos especies amenazadas que son muy poco conocidas es un sueño convertido en realidad.

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